Corazón y deporte. El ejercicio físico produce cambios beneficiosos a cualquier edad. La inactividad crónica tiene importantes consecuencias adversas en la salud cardiovascular.
Clasificación del ejercicio. Los ejercicios pueden clasificarse de forma básica en isométricos o estáticos e isotónicos o dinámicos. Cada tipo de ejercicio tiene un efecto diferente sobre el organismo.
Ejercicios isométrico o estático: los grupos musculares desarrollan fuerza con poco o ningún cambio en la longitud de la fibra y escaso movimiento articular. Favorece el desarrollo muscular. Sin embargo este tipo de ejercicio aumenta la presión a nivel de la pared cardiaca y la presión arterial. En un paciente cardiópata este tipo de ejercicio puede ser mal tolerado y sólo debe de practicarse tras una valoración cardiovascular individualizada y bajo control. Los esfuerzos principalmente isométricos o estáticos, como levantar objetos pesados, que precisan de maniobra de Valsalva, aumentan bruscamente el estrés parietal y aumentan el riesgo. Son también de mayor riesgo, al no realizar exhalación al esfuerzo, el tenis o las artes marciales.
Ejercicios isotónicos o dinámicos: son los recomendados en los pacientes con cardiopatía. Consisten en la repetición frecuente de movimientos de baja resistencia con la participación de grandes masas musculares. Caminar, correr, nadar, remar o circular en bicicleta.
Adaptación al esfuerzo. El ejercicio aumentan las necesidades metabólicas. El corazón en reposo bombea 4,5-5 litros/min de sangre. Los atletas entrenados pueden llegar a un bombear 35-40 litros por minuto en un esfuerzo máximo. La principales adaptaciones al esfuerzo son:
- Aumento del gasto cardiaco mediante el aumento de la frecuencia y la contractilidad cardiaca y la disminución de las resistencias periféricas (vasodilatación arterial).
- Aumento del consumo de oxígeno.
- Aumento del retorno venoso.
El aumento del gasto cardiaco es proporcionalmente superior a la vasodilatación arterial por lo que se produce un aumento de la presión arterial sistólica con el mantenimiento o incluso disminución de las cifras de tensión diastólicas.
No todo es corazón. Los cambios se producen tanto a nivel central (cardiaco) como periférico (en las arterias y tejidos), y aunque los pacientes que han tenido un infarto tienen dificultad para aumentar el gasto cardiaco, con el entrenamiento los tejidos mejoran su capacidad de captar oxígeno y de esta forma se aumenta el rendimiento y mejora la forma física. Se reducen así las necesidades de flujo en la musculatura entrenada y disminuye el trabajo cardiaco para un ejercicio determinado. Las células presentan mayor tolerancia a la acidosis.
Deporte y enfermedad cardiovascular. Los pacientes con cardiopatías presentan limitaciones para aumentar el aporte de oxígeno a los tejidos en situaciones de esfuerzo al tener dañados en la mayoría de casos alguno de los mecanismos de adaptación antes enumerados. En ocasiones el corazón es incapaz de aumentar la frecuencia cardiaca, otras se contrae arrítmicamente siendo menos eficaz, en otros casos la contractilidad es insuficiente, las resistencias vasculares son altas o el retorno venoso es deficiente.
Los enfermos coronarios pueden alcanzar la mejoría que se consigue con el entrenamiento físico independientemente de cual sea el tamaño del infarto previo o la gravedad de la disfunción ventricular.
Es conveniente conocer el estado de salud cardiovascular o el comportamiento individualizado cuando se desea realizar ejercicio físico.
Manifestaciones del entrenamiento. Los efectos del entrenamiento se muestran con una disminución de la frecuencia cardiaca en reposo, menor frecuencia cardiaca con el ejercicio submáximo y aumento del tamaño de las cavidades cardiacas e hipertrofia de la pared muscular cardiaca.
Beneficios objetivos del deporte en la enfermedad cardiovascular. Se aconseja que los pacientes con problemas cardiacos en general no superen el 70-75% de la frecuencia cardiaca máxima para su edad (0,75* [220-edad]). Sin embargo es más adecuado determinar la intensidad del esfuerzo realizando una esfuerzo medido, es decir, una ergometría o prueba de esfuerzo.
La actividad de una intensidad equivalente a 1.400 kcal a la semana ha demostrado mejorar la capacidad cardiorrespiratoria.
La actividad de intensidad equivalente a 1.500 kcal/semana ha demostrado detener la progresión de las lesiones ateroscleróticas coronarias.
La actividad de intensidad equivalente a 2.000 kcal/semana, unas 5-6 h/semana de ejercicio físico regular, ha demostrado la regresión de las lesiones coronarias.
Se han observado reducciones hasta del 50% de los niveles de presión arterial y de más de un 50% de las necesidades de medicación hipotensora e hipolipemiante al reducir las cifras de colesterol total, LDL y triglicéridos y aumentar los niveles de HDL.
El ejercicio disminuye la resistencia a la insulina, disminuyendo las necesidades de antidiabéticos orales en diabéticos tipo II y las necesidades de insulina en pacientes diabéticos tipo I.
Beneficios psicológicos del deporte en la enfermedad cardiovascular. El ejercicio aeróbico puede reducir la tensión psíquica y ayudar a superar la ansiedad y los cuadros de depresión asociados a los problemas cardiovasculares.
Actividades deportivas y recomendaciones para el enfermo cardiovascular. Cada deporte da lugar a una adaptación cardiovascular determinada.
Golf. Deporte aeróbico de baja intensidad de tipo predominantemente isotónico o dinámico. Se caracteriza por largas caminatas y un ejercicio de alta potencia, el swing, de muy corta duración, 1 segundo. Es un deporte muy recomendable, especialmente a partir de los 40 años. Un estudio determinó los efectos del juego sobre el corazón. Se observó que la frecuencia cardiaca media durante el juego fue de 113 pulsaciones por minuto (lpm). La frecuencia cardiaca máxima de 125 y la mínima de 100 lpm.
Carrera de fondo. Larga y media distancia (1.500, 5.000 y 10.000 metros). El entrenamiento crónico de resistencia causa el aumento de la masa muscular del corazón, de su diámetro, una disminución de la frecuencia cardiaca basal hasta 30-40 lpm en atletas muy entrenados, la frecuencia cardiaca máxima se alcanza a mayores intensidades de esfuerzo, mejor capilarización y por tanto flujo sanguíneo en los músculos entrenados, y un aumento del volumen sanguíneo.
Tenis. Es una actividad física que combina de forma intermitente esfuerzos de alta y de baja intensidad. Es un deporte acíclico, anaeróbico en un 10-30% y con una recuperación aeróbica 10-90%. El nivel de lactato en plasma no suele elevarse excesivamente con un promedio de 3 mmol/l. La contribución del sistema anaeróbico láctico durante un partido es máximo del 20%. El corazón se adapta aumentando su volumen. Es frecuente la bradicardia en el deportista entrenado, aunque no en los rangos del entrenamiento de resistencia, con frecuencias basales entre 55 y 60 lpm. Es un ejercicio prolongado de moderada intensidad con periodos intermitentes de alta intensidad. El consumo de oxígeno alcanza un VO2max del 50-60% y frecuencias cardiacas entre 140 y 160 lpm.
Natación. Existen cuatro estilo básicos: libre o crol, espalda, mariposa y pecho. Las pruebas pueden ser de velocidad (50-200 metros) o de resistencia (800-1500 metros). Existen pruebas de resistencia intermedia, 400 metros. En aguas abiertas las pruebas suelen ser de resistencia y en algunos casos superan las tres horas de carrera. También se incluye la natación sincronizada y el waterpolo.
Se considera la natación un deporte completo al movilizar de forma organizada una gran cantidad de músculos corporales, permitir una gran mejora de la capacidad funcional respiratoria y lograr una gran coordinación de mente y cuerpo, con un menor impacto sobre las articulaciones. Es por todo ello un deporte empleado en la rehabilitación cardiovascular y de utilidad especial en adultos y personas añosas.
Sin embargo es la actividad acuática se recomienda en pacientes de bajo riesgo y no para pacientes con baja capacidad funcional y/o sintomáticos. El motivo es la carencia de estudios adecuados en estos pacientes y la observación de alteraciones en el electrocardiograma (descenso del ST) a frecuencias cardiacas menores a las observadas en pruebas en superficie.
Equitación. Se considera en general un deporte estático (isométrico) con bajo componente dinámico (isotónico). Sin embargo existen diversas disciplinas y diversos niveles de entrenamiento. No puede considerarse un ejercicio adecuado cuando se orienta el mismo a la mejoría de la capacidad cardiorrespiratoria.
Fútbol. Ejercicio de características acíclicas. Cada posición en el campo de juego implica un tipo de esfuerzo diferente en su composición. El jugador de banda realiza esfuerzos anaeróbicos explosivos que alterna con movimientos aeróbicos de baja intensidad. Defensas y delanteros realizan esfuerzo sde caracter aeróbico de moderada intensidad y aneróbico explosivo. El futbolista realiza numerosos cambios de ritmo. La participación de sistemas energéticos es en un 40% aeróbico y en un 60% anaeróbico y precisa de potencia en un 60% y resitencia en un 40%. La frecuencia cardiaca oscila entre 150 y 190 latidos la mayor partel del tiempo y se estima un umbral anaeróbico en el 90% de la frecuencia cardiaca máxima. No es por todo ello un ejercicio adecuado para el entrenamiento cardiorrespiratorio del paciente con enfermedad cardiovascular conocida. Mediante ecocardiografía se suelen observar diámetros cardiacos diastólicos mayores a personas sedentarias, pero la pared cardiaca no suele superar el grosor normal.
Basquetbol. Es un deporte de esfuerzo explosivo intermitente. La frecuencia cardiaca media es de unos 170 lpm, se alcanza una intensidad del 70-75% del consumo de oxígeno máximo (VO2 max). El 75% del tiempo la frecuencia cardiaca supera el 85% de la frecuencia cardiaca máxima. Un 50% del tiempo la frecuencia cardiaca supera el 90% de la máxima. En la ecocardiografía es frecuente cierto grado de hipertrofia ventricular.
Deportes de ultrarresistencia. Ultramaratón, duatlón, triatlón o Iron Man. Los porcentajes de uso del máximo consumo de oxígeno son de rango moderado (50-60%) a alto (70-75%) con periodos de muy alta intensidad (85-100%). La demanda anaeróbica es mínima y se limita a los sprints finales, ascensos de cuestas o pruebas especiales. Es un deporte de gran componente isotónico o dinámico, con cambios míninimos en la presión arterial sistólica y diastólica. Causa disminución de la FC en reposo. El corazón presenta una hipertrofia eccéntrica. Disminuyen las resistencias vasculares perifericas, aumenta la extracción de oxígeno en los tejidos.
Recomendaciones para los pacientes con diversos grados de elevación del riesgo cardiovascular.
Los deportistas con riesgo ligeramente alto pueden participar en deportes dinámicos de baja intensidad y estáticos de baja a moderada intensidad.
Los deportistas con riesgo cardiovascular significativamente incrementado deben de restringir su actividad a deportes de baja intensidad y competitividad.
En caso de infarto de miocardio reciente o cirugía de revascularización miocárdica se recomienda interrumpir el deporte hasta el alta, y en muchos casos es beneficioso un periodo de rehabilitación cardiovascular. Sin existir unas reglas claras, se recomienda suspender el deporte 4 semanas tras una angioplastia e incluso más tiempo en casos de angina inestable. En los casos de bypass coronario se deberá de realizar una valoración mediante prueba funcional.
En la mayoría de casos cuando existe un aumento del riesgo cardiovascular se recomienda una valoración mediante prueba ergométrica antes de iniciar actividad deportiva.
Recomendaciones para la valoración del paciente con cardiopatía previamente al inicio de actividad deportiva.
Bases del programa. Realizamos un estudio básico tras el cual decidimos cuales son las pruebas más adecuadas a cada paciente en función de su edad, antecedentes familiares, factores de riesgo cardiovascular actuales y hallazgos en la exploración física y el electrocardiograma. Otras pruebas que pueden ser de ayuda son la ecocardiografía, la monitorización del electrocardiograma durante 24 horas y la prueba de esfuerzo en función de cada paciente.
Mediante una prueba de esfuerzo podremos determinar cual es la FC máxima, es decir el consumo de oxígeno máximo estimado que alcanza cada paciente, y realizar recomendaciones individualizadas para el ejercicio físico en base a los hallazgos obtenidos durante la prueba.
¿A quien se dirige este programa? Se dirige a cualquier pacientes con o sin enfermedades cardiovasculares ya conocidas que deseen iniciar o aumentar la intensidad del ejercicio.
La duración del programa puede variar en función de la situación de cada paciente en el momento de iniciar el programa. Si desea más información puede solicitar una visita en el teléfono 971 36 90 80 (Maó) o 971 38 66 48 (Ciutadella) o a través de nuestro formulario de contacto.
info@cardiomenorca.es