CAFEÍNA - CAFÉ - BEBIDAS ENERGÉTICAS O ENERGIZANTES

 

En 1911 la Food and Drug Administration, la organización estadounidense que regula la comercialización de los alimentos y los fármacos en Estados Unidos, embarga 60 barriles de sirope de Coca-Cola. El químico Harvey Willey consideró la cafeina que contenía la Coca-Cola un problema de salud pública. La cocaína y el alcohol que contenía la bebida habían sido eliminados de la fórmula una década antes.Finalmente Coca-Cola redujo el contenido de cafeína de la fórmula lo que evitó los problemas legales que en aquel momento dificultaban su comercialización.

 

Los consumidores de bebidas energéticas buscan obtener más energía y/o un mayor estado de alerta.

 

Las ventas de bebidas energéticas en los últimos años se han multiplicado exponencialmente. En 2012 en Estados Unidos entre un 34% y un 54% de jóvenes entre 18 y 24 años consumen regularmente bebidas energéticas. Un 6% de los jóvenes americanos consumen al menos una bebida energetica diariamente. Las ventas en Estados Unidos ha alcanzado los 9 billones de dólares en 2011.

 

Red Bull es una bebida carbonatada que se comercializa haciendo hincapié en sus propiedades energizantes. Su composición es mayoritariamente agua, azucares (sacarina y glucosa), glucoronolactona, cafeína y diferentes vitaminas del grupo B. El contenido en cafeína de la bebida se considera elevado (32 mg/100 ml), conteniendo un envase 80 mg de cafeína. El contenido en cafeína de un envase de Red Bull se estima que es el mismo que el de una taza de café.

 

Otras bebidas energéticas contienen cafeína y otras substancias como el guarana (guaranina, similar a cafeína), taurina (un amioácido) y otros azúcares, oscilando su contenido en cafeína entre los 80 mg y los 141 mg.

 

El consumo de café ha mostrado tener efectos adversos en diversos marcadores biológicos de riesgo de enfermedad coronaria, incluyendo el colesterol sérico, la presión sanguínea, la resistencia a la insulina, y los niveles de homocisteina plasmática. Sin embargo los estudios no han logrado demostrar una correlación entre consumo y riesgo coronario, es decir, no se ha demostrado que mayores consumos de café impliquen un mayor riesgo de enfermedad coronaria. Es lo que se ha denominado efecto paradójico del consumo de café sobre los factores de riesgo biológicos.

 

La cafeína es bien absorbida en el tubo digestivo, alcanzando un nivel máximo en sangre entre los 15 y 45 minutos tras su ingestión. La cafeína se metaboliza rápidamente en el hígado a estimulantes activos como la teofilina y la teobromina. La vida media de la cafeína es de 5 horas, y se metaboliza en el hígado vía citocromo P450 1A2, igual que diversos medicamentos.

 

Inmediatamente tras el consumo de una taza de café en personas que no toman habitualmente café se produce una reducción de la sensibilidad a la insulina, aumento de los niveles de glucosa, de las concentraciones de adrenalina, y de la presión sanguínea. Sin embargo tras una semana de iniciar el consumo de café el individuo experimenta una atenuación/reducción de los efectos del café sobre el organismo. El efecto del café se atenúa parcialmente en algunos aspectos mientras que desaparece completamente en otros. Los estudios no demuestran que el consumo de café a largo plazo cause un mayor riesgo de padecer hipertensión e incluso podría reducir el riesgo de padecer diabetes tipo II.

 

El tipo de café parece tener especial importancia. Estudios randomizados han demostrado que el consumo de altas cantidades de café hervido aumentan el colesterol LDL, mientras que si se trata de café filtrado no se produce este efecto. Se ha identificado un componente del café denominado diterpeno cafestol como la causa del aumento del colesterol LDL. El papel del fitro retiene grandes cantidades de cafestol, mientras que el café hervido, el café expresso, y el café Turco/Griego contienen mayor cantidad de cafestol. Sin embargo el consumo de 3-4 tazas de café causan sólo un aumento ligero del LDL al mismo tiempo que elevan ligeramente el HDL-colesterol.

 

La mayor parte de los estudios sobre los efectos del café se han enfocado al estudio de la cafeína, mientras que el café es una mezcla compleja de cientos de componentes vegetales que pueden interactuar. Los efectos sobre la capacidad de esfuerzo, aumento de la presión sanguínea, aumento de la adrenalina y de la glucemia parecen ser más débiles que la misma cantidad de cafeína aislada.

 

La cafeína (1,3,7-trimetilxantina) aumenta los niveles de homocisteina posiblemente a través de un mecanismo de inhibición de la vitamina B6 (de forma similar a la teofilina). Sin embargo estos aumentos se han documentado en bebedores de más de 8 a 9 tazas de café al día.

 

Estudios recientes sugieren efectos beneficiosos del consumo de café sobre factores de riesgo de enfermedad cardiovascular mediados por sus efectos antioxidantes. Se ha observado una moderada reducción del riesgo de enfermedad coronaria entre consumidores moderados de café que se ha atribuido a su efecto antioxidante.

 

La dosis letal de cafeína es de 3 gramos. Se consideran potencialmente letales niveles de cafeína en sangre de hasta 80 ug/ml. Siendo las arritmias la principal causa de muerte asociada a la intoxicación por cafeína. La ingesta de 3-10 g de cafeína durante un periodo breve de tiempo puede ser letal. Para alcanzar la dosis letal un individuo debería ingerir hasta 12 raciones de una bebida con alto contenido en cafeína. El alcohol y otros medicamentos prolongan la vida media de la cafeína pudiendo contribuir a la aparición de efectos tóxicos.

 

Proliferan en el mercado bebidas energizantes con alcohol, las conocidas como "Alcohol Mixed Energy Drinks" (AMED). La cafeína evita el enlentecimiento de los reflejos ante un consumo moderado de alcohol (no ante consumos elevados), sin embargo aunque se aceleran los reflejos y el usuario responde con rapidez, la respuesta es anómala y puede crear una sensación de falsa seguridad lo que puede impedir que se siga consumiendo alcohol y que se eviten situaciones de riesgo. El consumo asociado de alcohol y cafeína es un motivo de gran preocupación y tras la aparición de casos de intoxicación se han prohibido en algunos estados americanos.

 

El límite diario de cafeína considerado seguro en adultos sanos es de 400-450 mg/día, unas 5 tazas de café. Algunas asociaciones recomiendan la ingesta de 3-4 tazas de café al día para mantener una salud adecuada.

 

La American Heart Association en 2007 expone: "Si la ingesta de altas dosis de cafeína aumenta el riesgo de enfermedad coronaria se encuentra aún en estudio".

 

Resumiendo en base a los conocimientos actuales no parece existir un mayor riesgo de eventos cardiovasculares secundario al consumo de café. Las causas de la paradoja parecen deberse a que existen efectos beneficiosos y perjudiciales en el café que se antagonizan. Parece que el café filtrado con papel es más saludable que el obtenido por ebullición al contener menos cafestol. Las poblaciones de pacientes con historia de enfermedad cardiovascular deben limitar el consumo de cafeina a no más de tres tazas de café al día o 300 mg de cafeína, siempre que sus factores de riesgo cardiovascular se encuentran perfectamente controlados.

 

En el caso del Red Bull, actualmente no existe evidencia científica acerca de un aumento del riesgo de eventos cardiovasculares en el consumidor sin embargo considero prudente un consumo moderado (de acuerdo a su alto contenido en cafeína), al contener la bebida excesivos azúcares rápidos hasta 110 kcal (existe una versión light del refresco). El contenido en sodio de la bebida según la página web del fabricante es de 0,04 gramos por cada 100 ml, lo cual sería considerado como muy bajo según la reglamentación de la Unión Europea. En lo que a otras bebidas de este tipo respecta es necesario conocer previamente su composición para poder establecer una opinión al respecto.

 

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